El aspartamo asusta a muchas personas, pero es un edulcorante seguro para la salud. ¿Su uso es contraproducente? Depende. Por una parte, se trata de una opción para las personas que no pueden consumir azúcar (por ejemplo personas que padecen diabetes tipo II). Por otra parte, no es la solución mágica al problema de obesidad que existe en nuestra sociedad. Hace unos años se creyó que quizá el sobrepeso se debía casi exclusivamente al consumo elevado de productos con azúcar, así que se pensó que sustituirla por edulcorantes que no aportan calorías, como el aspartamo, podría ser la solución al problema. Hoy las tasas de obesidad son mucho más elevadas que entonces, así que parece claro que el aspartamo no ayuda. Uno de los motivos es que la obesidad no se debe exclusivamente al consumo de azúcar, ni mucho menos. Otro posible motivo es que el aspartamo podría «engañar» al cerebro, haciendo que aumente nuestra apetencia por sabores dulces. También se trabaja con la hipótesis de que el aspartamo altere de alguna forma la microbiota intestinal, es decir, las bacterias que viven en nuestro intestino.
En resumen: el aspartamo es seguro, pero es posible que su uso sea contraproducente. ¿La solución? Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, algunos de los cuales se caracterizan por tener intensos sabores dulces.
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