En la universidad me costó bastante aprobar física o matemáticas. Los profesores que tuve no las hacían muy atractivas ni fáciles de entender. Al final busqué ayuda y acabé por entenderlas y aprobarlas, pero me costó mucho esfuerzo. Cuando se trataba de asignaturas relacionadas con los alimentos, la cosa era diferente. La mayoría de los profesores que tuve hacían esas materias atractivas y además a mí me encantaban (y me encantan), así que no me costó mucho aprobarlas (tuve que dedicar mucho tiempo a estudiar, pero como lo hacía con gusto, no me supuso mucho esfuerzo). En cuanto a la organización, trataba de estudiar un poco cada día, aunque nunca fue suficiente como para no tener que meterme palizas estudiando en época de exámenes. En esa época me enclaustraba y pasaba las tardes y las noches estudiando (me concentro mucho mejor por la noche que por el día). Echando la vista atrás, creo que lo más importante de todo es la motivación.
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